—¿Qué es esa luna y es la que está drenando mi mana?
—Se le conoce como la Luna de Sangre, y sí, es la responsable de drenar tu mana —respondió el espíritu.
Atticus frunció el ceño.
—¿Es esa la única cosa que drena?
—Sí. Cuanto más tiempo permanezcas bajo sus rayos, más mana drenará —confirmó el espíritu.
—¿Hay alguna manera de evitar que drene mi mana?
—El espíritu negó con la cabeza. Mientras sus rayos te toquen, te afectarán.
Atticus frunció el ceño. Estaba en un bosque lleno de árboles altísimos, que ofrecían amplia cobertura contra sus rayos. Sin embargo, sabía que no podía ser tan simple.
—No puedo simplemente quedarme en un lugar —pensó, suspirando.
Sin perder más tiempo, su expresión se endureció, sus ojos se agudizaron mientras miraba en la profundidad del bosque. Sus piernas se tensaron.
El suelo se quebró bajo él mientras Atticus se lanzaba hacia adelante con velocidad intensa.
