La sonrisa de Freya se ensanchó ligeramente, y a pesar de la fragilidad de su cuerpo, su espíritu aún brillaba en sus ojos.
—Siempre fuiste el tipo fuerte y silencioso... pero esto es un poco demasiado, ¿no crees?
El corazón de Magnus se retorció. Era típico de Freya hacer bromas y burlarse de él incluso en su situación actual. Que actuara normal en este momento hacía que todo fuera aún más difícil.
Él dio un paso vacilante hacia adelante, su expresión amenazando con derrumbarse mientras la veía luchar por sentarse recta.
Freya inclinó su cabeza, su sonrisa desapareciendo mientras su expresión se suavizaba.
—No voy a estar aquí mucho más tiempo... ¿realmente vas a quedarte ahí parado? ¿O vas a estar a mi lado?
Los ojos de Magnus se ensancharon, y antes de darse cuenta, sus piernas lo llevaron hacia adelante. Cruzó la distancia entre ellos en un instante y se arrodilló a su lado, su gran mano acariciando suavemente la delicada de ella.