Tan pronto como las imponentes puertas dobles del salón Raven se abrieron, como si alguien hubiera pulsado un interruptor, toda la sala cayó repentinamente en un silencio sepulcral.
No hubo anuncio, ningún aviso de su llegada, pero la mera presión que emanaba de la presencia de Magnus era suficiente para que todos se callaran y se quedaran en silencio.
Magnus dio un paso adelante, su aura envolviendo inmediatamente todo el salón. Era un mando sin palabras, y sin dudarlo, cada persona en el salón, desde los aprendices hasta los jefes de rama, se levantó y se inclinó en respeto y reverencia. Sin excepciones.
Liderando el camino, Magnus y Freya tomaron sus posiciones al frente, mientras Avalon y Anastasia seguían justo detrás de ellos. Atticus, Ember, Caldor y Aurora caminaban de cerca detrás de los cuatro.