Atticus entró a la habitación de entrenamiento avanzado vistiendo su traje de batalla, con su katana amarrada a la cintura.
Al entrar, notó la habitual habitación impecablemente blanca e inmediatamente sintió la densidad de mana aumentada.
La habitación de entrenamiento estaba grabada con runas que atraían mana, aumentando la densidad, justo como en el campamento. Estaba contento de que Anastasia le hubiera permitido entrenar sin ningún problema.
Rápidamente se giró y se acercó a la consola montada en la pared al lado de la plataforma.
Si había algo que el último incidente le había enseñado a Atticus, era que necesitaba volverse más poderoso rápidamente.
No se trataba de ser cauto y mantener un perfil bajo; en este mundo, esas medidas no significaban nada.