—Atticus salió de sus pensamientos para ver a Ember, Aurora y al resto de los aprendices acercándose a él.
No pudo reaccionar ya que de repente una chica pequeña colisionó con su ya debilitada figura, haciéndole caer de espaldas.
Atticus sintió una enorme ola de dolor recorrer su cuerpo y, a pesar de no ser un extraño al dolor, no pudo evitar emitir un leve gruñido.
—Miró hacia su pecho para ver la fuente de sus problemas: Aurora, quien lo abrazaba con su rostro enterrado en su pecho.
—Cuando estaba a punto de quejarse, de repente sintió humedad en su pecho donde la cabeza de Aurora estaba enterrada.
—Atticus dio una cálida sonrisa ante el llanto silencioso de Aurora. Levantó la mano, dándole suaves palmaditas en su cabeza —Debe haber estado preocupada', pensó.
—Sin embargo, no pudo resistirse —Siempre has sido una llorona", le dijo a Aurora con una risilla burlona.