—Manténganse cerca y en calma —mientras Tess decía esto, el escuadrón se acercó a las imponentes puertas de la Sede de la Resistencia. Aún era maravilloso cómo un lugar así estaba tan perfecta y profundamente enclavado en la ladera de la montaña.
Una vez estuvieron lo suficientemente cerca, una puerta más pequeña se abrió con un siseo y aparecieron guardias armados desde dentro. Estos guardias con una armadura negra pulida, equipados con armamento avanzado, escanearon a cada miembro con un dispositivo que zumbaba débilmente.
Una vez satisfechos, los guardias se hicieron a un lado, permitiéndoles pasar.
Las masivas puertas crujieron al abrirse, revelando un amplio hangar zumbando de actividad.