La cueva estaba inquietantemente silenciosa después del masivo cráter y la destrucción del Monstruo Evolucionado.
La fría mirada de Rey permanecía fija en el Dr. Shwartz, quien temblaba, con las rodillas golpeando el suelo mientras lamentaba la pérdida de su obra maestra. El fuego de arrogancia que una vez iluminó sus ojos fue reemplazado por pura desesperación. Rey se acercó, su voz fría y cortante.
—Empieza a hablar —exigió Rey, su tono no admitía réplicas—. ¿Quiénes más están involucrados? ¿Dónde está la fortaleza principal del Emperador Dragón? ¿Y hasta qué punto has llegado con esta abominable investigación?
El Dr. Shwartz tragó saliva, sus manos temblaban mientras comenzaba a murmurar, —El… el Emperador Dragón nos comanda desde las sombras. Solo conocemos fragmentos de sus planes… pero los experimentos aquí son solo un preludio… —Tosía violentamente, sangre goteando de su boca—. Nosotros… nos prometieron poder… dominio sobre… sobre…