—Estamos cerca, pero aún no es suficiente —las palabras del científico resonaban en el vasto espacio. Sus palabras estaban teñidas de molestia, pero el hombre se mantenía sereno.
Tess, Andrew y Dexter se habían refugiado detrás de un montón de cajas cerca del borde de la caverna. Tess les hizo señas para que se mantuvieran en silencio mientras observaban la escena. La invisibilidad de Dexter parpadeó brevemente, y él ajustó su posición, derribando inadvertidamente una pequeña herramienta metálica que retumbó al caer al suelo.
El sonido resonó por la caverna como un disparo.
—¿Quién está ahí? —espetó el científico, girándose rápidamente. Los guardias que flanqueaban el laboratorio desenfundaron sus armas y comenzaron a escanear la zona, entrecerrando los ojos mientras buscaban intrusos.
Tess hizo señas urgentemente a su equipo para que se replegara.