—¿Qué pasa, novato? —se burló Josh, su voz impregnada de estática mientras desataba una ráfaga de golpes—. ¿Demasiado asustado para contraatacar?
Rey no respondió, deslizándose apenas fuera del alcance de otro golpe electrificado.
La velocidad y ferocidad de los ataques de Josh era innegable, pero Rey no solo evitaba los golpes —estaba observando.
—¡No puedes esquivar para siempre! —gritó Josh, avanzando de nuevo.
Los ojos de Rey se estrecharon.
Cuando Josh se lanzó, Rey se movió —no hacia atrás, sino hacia el ataque. Se movió a un lado en el último segundo, su mano rozando el brazo cubierto de rayos de Josh.
Josh se giró, confundido. —¿Qué estás...?
Sus palabras fueron interrumpidas cuando el cuerpo de Rey de repente estalló con una energía azul chispeante. Rayos danzaban a través de su forma, cubriéndolo en el mismo aura que rodeaba a Josh.
La multitud enmudeció, sus ojos abiertos de asombro.