Ruinas.
Ese era el estado actual del Primer Bastión.
Quedaba apenas algún escombro tras la destrucción, y la pura devastación era más que suficiente para permitir que los No-muertos avanzaran libremente. No había necesidad de estar confinados a una puerta cuando las paredes habían sido completamente derribadas.
—H-haaaa… haaa…? —El Consejero Finn se quedó sin palabras al presenciar su primera línea de defensa absolutamente aniquilada, un daño mucho mayor de lo que jamás podría haber esperado.
«Esa explosión… lo destruyó todo. Ni siquiera les importaba sus tropas interponiéndose.»
Finn no estaba completamente seguro antes, pero después de ver todo esto, tuvo que concluir que el enemigo no eran los Gigantes.
«¡Hay alguien más detrás de esto!»
Pero, ¿quién?
No tenía tiempo ni siquiera para pensar en eso, y aunque lo tuviera... no había pistas.
Todo lo que sabía sobre el enemigo era lo que yacía actualmente ante él: el hecho de que eran abundantes y extremadamente poderosos.
