El silencio tenso impregnaba toda la habitación.
Rey ahora miraba fijamente a Adonis, quien tenía una expresión estoica en su rostro mientras se giraba para enfrentar al primero.
Ambos estaban de pie, y parecía que esa atmósfera sombría duraría para siempre. Sin embargo, alguien tenía que decir algo, o hacer algo, en algún momento.
Y Adonis se encargó de ello.
—También lo siento, Rey. De verdad lo siento, pero… este es un camino que debo recorrer solo —Por un breve momento, surgió un atisbo del antiguo Adonis.
La sonrisa, el brillo en sus ojos y el tono de su voz—Rey sentía que estaba hablando con su amigo.
Pero… todo eso desapareció rápidamente.
—Te deseo buena fortuna en cual sea tu misión aquí, Rey. Aunque… creo que al final no importa nada de eso.
Tras decir todo esto, Adonis reanudó su partida. En solo unos segundos, había dejado a Rey de pie, impactado y completamente solo en su habitación.
