Dentro del silencio del Dominio del Oráculo, dos entidades se enfrentaban en una tensión palpable.
Rey estaba sentado en el suelo, mientras El Oráculo lo observaba desde su grácil posición de pie, con la postura más erguida que jamás.
El silencio que existía entre ellos solo duró un segundo antes de que Rey hablara una vez más, después de hacer su primera pregunta.
—No sé por dónde empezar con esta tarea. ¿Qué se supone que debo hacer exactamente?
Rey dijo esto por dos razones principales.
—Primero, quiero confirmar si esta era su intención desde el principio. Si Esme es solo un rehén para que yo cumpla este rol y le consiga el verdadero heredero. Y la segunda razón… para saber más sobre lo que se supone que debo hacer aquí.
Desde el punto de vista de Rey, estaba atrapado en una situación imposible.
—Tengo que andar con cuidado aquí... —asintió para sí mismo, agradecido de que El Oráculo ni siquiera pareciera molesta por los ataques que él le había propinado.