—Tu madre, Ciela, se volvió impura para el rol de Oráculo en el momento en que tomó esas vidas y se corrompió.
El Oráculo contó la historia con un tono bastante distante. Aunque había indicios de tristeza aquí y allá, parecía surgir más de frustración que de lástima hacia el Elfo del que se hablaba.
—¿M-mi madre fue...? Todavía no puedo creer esto... —Los susurros de Esme fueron sofocados.
Ella cubrió su boca con ambas palmas mientras escuchaba con una emoción intensamente creciente, mirando fijamente a El Oráculo mientras continuaba escuchando lo que le contaban.
—Fue adecuadamente castigada por lo que hizo, y el niño en su vientre iba a ser ejecutado en el momento en que naciera. Pero...
—¿Pero qué?! —Los ojos agrandados de Esme se estiraron aún más mientras esperaba una respuesta.