Los susurros resonaban mientras Rey, Kara y Esme seguían a Gratiana que los guiaba.
El resto de los Elfos se había dispersado, según lo ordenado por su Gran Hermana. Como resultado, jugueteaban alrededor de la Comunidad para ver a sus amigos o divertirse.
¿Estaban preocupados por su Anciana? Sí.
Sin embargo, más que esa emoción, el entusiasmo que sentían era una fuerza dominante para ellos. Querían odiar sus experiencias con las hermanas que tenían en la Comunidad.
La Experiencia del Calabozo, su nueva perspectiva sobre la Naturaleza… y el tipo de persona que acababa de entrar en la ciudad.
Todo esto, junto con sus personalidades infantiles, los hizo casi olvidar a Gratiana y su destino, mientras se desviaban, dejando a Rey y sus aliados como sus únicos escoltas.
O más bien, ella era la de ellos.
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