—¿Q-qué acabas de decir? —El rostro de Sango parecía mostrar bastante shock en cuanto escuchó la respuesta del extraño de negro. Sus cejas se elevaron en genuina sorpresa.
—Me escuchaste bien. Retrocede si sabes lo que es bueno para ti. —Más sorpresa llenó el rostro de Sango.
—¿No sabes quién soy? ¿Quiénes somos? —¿Cómo íbamos a saberlo? Acabamos de llegar. —La respuesta del hombre del sombrero hizo que Sango casi frunciera el ceño.
Seguramente, su nombre era conocido incluso más allá de los confines de la Ciudad. Cualquier Aventurero aspirante conocería el nombre de uno de los Aventureros más fuertes de la Ciudad, así como del Partido más importante de toda la Ciudad.
Sin embargo, ninguno de ese reconocimiento parecía venir del sujeto frente a él.
La chica a su lado tampoco dijo nada. Simplemente estaba allí como una estatua, casi como si no estuviera presenciando nada de lo que ocurría.