—Eso lo resuelve, entonces. Supongo que tendré paciencia —El sonriente Ater asintió mientras Rey hacía su declaración conclusiva.
—Eso es muy respetable —Rey se levantó del suelo y, con un soplido de viento, ya estaba de pie. Ater estaba justo detrás de él, y ambos sonreían… Casi como si acabaran de tener una ronda de diversión.
—¿Y ahora qué, Maestro?
—Bueno, los asuntos más urgentes ya se han solucionado. Lo único que nos concierne de inmediato es completar la Incursión en la Mazmorra Real —respondió Rey.
Después de eso, sospechaba que ya no habría ninguna razón para permanecer en la Capital.
—Calculando su actual tasa de crecimiento, deberían terminar con la Incursión en unas dos semanas —Se giró para mirar a Ater.
—¿Y luego qué?
—Bueno, sospecho que finalmente seremos reclutados para el campo de batalla. Es hora, considerando que habremos pasado tres meses aquí —respondió Rey.