—¿Estarás bien solo? ¿Hay alguna manera en que pueda ayudar? —Asher no hacía estas preguntas porque dudara de las habilidades del hombre que tenía delante.
Más bien, era solo una muestra de cortesía. Como alguien que estaba a cargo de la Mansión y de los recursos de Blanco en ausencia de su padre, Asher tenía que actuar como tal.
Tenía que representar bien a su padre y mostrar la mayor hospitalidad y buena voluntad posible a su invitado.
—Hm. Creo que estaré bien solo —Ater sonrió con un brillo en sus ojos.
Asher tragó saliva y asintió, creyendo en ello al instante.
La manera en que el traje todo negro de aquel hombre complementaba el resto de su vestimenta ya daba la impresión de que podía manejarse solo.
El cabello rojo de Ater fluía como la sangre, y sus ojos rojos parecían mucho más oscuros y mortales que los de un Ralyks. A pesar de todas estas cualidades, sin embargo, tenía una sonrisa radiante en su guapo rostro.