—Scylla era una caníbal.
Personalmente, disfrutaba de su carne ligeramente cruda, así podía conseguir la humedad justa, y sus especias también eran más suaves de lo normal.
Tampoco le gustaba que sus alimentos se conservaran antes de ser servidos, lo que significaba que cada vez que tenía hambre... alguien tenía que morir.
No había manera de preservar su comida después.
Scylla tenía amigos que compartían sus retorcidas aficiones y disfrutaban de la misma delicadeza que ella, así que convirtió su asquerosa práctica en un negocio.
Ella se encargaba de obtener, procesar, e incluso a veces cocinar las comidas que sus camaradas disfrutarían, y ellos le daban dinero o pequeños favores a cambio.
Por supuesto, estas personas aceptaban de buena gana.