—Maestro... —Mientras esas palabras resonaban en la habitación, Rey se encogió de hombros ligeramente mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.
—Deberías transformarte de vuelta a tu forma normal —dijo.
—¿Quieres decir como un ga?
—¡No! Sabes perfectamente a qué me refiero —Rey interrumpió rápidamente.
Esto rompió completamente sus vibraciones de serenidad.
—Entendido, maestro.
Instantáneamente, un torbellino de energía rodeó al Ralyks que estaba arrodillado ante Rey, y en un abrir y cerrar de ojos, se había convertido en un apuesto joven con cabello rojo y piel ébano.
Sus ojos carmesí brillaban intensamente en la habitación, y sus labios se curvaron formando una sonrisa diabólica.
—Eso es más así —Rey asintió, mirando a su Familiar—Ater. —Puedes levantarte.
Ater se puso de pie, su alta figura se cernía sobre Rey, quien estaba cómodamente sentado en su cama.
—Si quieres, puedes sentarte —Después de todo, tenemos bastante de qué hablar.
