—Huele bien… —Eso fue lo primero que pensó Rey al entrar en la habitación.
La habitación de Esme—o quizás la de todas las chicas—tenía un cierto ambiente que su habitación nunca podría comparar; no importa cuán ordenado fuera.
Comenzó a sentirse avergonzado por todas las veces que Alicia se quedó en su habitación.
—¿Habrá olido en el interior? ¿Estaba demasiado desordenado? —Rey estaba entrando en pánico interiormente.
Afortunadamente, el aroma de flores y la atmósfera relajante que lo rodeaba hicieron que su ansiedad se suavizara un poco.
Su habitación era completamente blanca, con capas de azul y terciopelo brillante esparcidas por ahí.
La alfombra era azul, con blanco esparcido por todos lados, y la pintura consistía principalmente en blanco, con cortinas de terciopelo, junto con murales que eran ambos colores.
Rey podría seguir hablando, pero la vista a su alrededor era fascinante.
