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—Ninguno de ellos... puede...?
No hacía falta ser un genio para entender lo que esas palabras significaban.
Incluso para Evals, quien actualmente se debatía en confusión y dolor, las palabras dejaban dolorosamente claro lo que hizo el hombre enmascarado.
—¡¡Tú los mataste…!! —Sus ojos casi salieron de sus órbitas mientras su aplastada cara temblaba de terror.
Temía ser el siguiente.
—¿Qué? ¡No! Solo evité que el sonido que hacíamos se escapara. No pueden oír nada... literalmente.
La manera en que el hombre enmascarado hablaba de ello parecía como si estuviera bromeando.
Evals ya no sabía en qué creer.
—Mereces la muerte, pero eso sería un desperdicio. Serás mucho más útil vivo. —El hombre enmascarado continuó avanzando.
Evals Redart, sin embargo, no se dejaba engañar por la distancia. Sabía que el hombre podía aparecer frente a él en cualquier momento que quisiera.
En esencia, el traficante de esclavos estaba atrapado.