—Lo siento... ¿qué... qué has dicho? —dijo Sasha un poco más alto de lo estrictamente necesario, su voz ronca de deseo y cansancio. El resonar de ella bajó por su columna como dedos en un piano.
—No tienes idea de cuánto deseo simplemente... tomarte ahora mismo, Sash, pero nunca pensé que llegaría a esto, solo... solo quería estar cerca de ti. Ni siquiera debería estar haciendo esto. Van a olerte en ti mañana. Vas a tener que lavarte muy bien y mantenerte alejada de Lhars y Xar, porque si se enteran de que hemos estado juntos
—No solo... No solo me has provocado, Zev. Dime que no me has provocado solo para
—¡No! ¡No! —él la sostuvo con fuerza cuando ella se tensó como si fuera a salir de su regazo. El agua ondulaba contra sus pechos y tuvo que obligarse a mantener sus ojos en el rostro de ella—. Yo no... no pensé que llegaríamos tan lejos. Solo quería que estuvieras caliente y—tienes que entender, Sash, en sus ojos, tengo que ganarte. Si no... me devorarán vivo.