Si te gusta escuchar música mientras lees, prueba «Llévate» de Ruelle + Fluerie. ¡Es lo que estaba escuchando mientras escribía esto!
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~ ZEV ~
—Yhet, ella no ha comido. No supondrás
—Traje estofado —murmuró Yhet y se giró hacia un pequeño taburete al lado de la sala donde se había colocado una olla de hierro fundido con una gruesa piel sobre ella.
Sasha le agradeció mientras él le servía un tazón, este aún caliente, y ella se sentó en el borde de la cama, bombardeando a Yhet con preguntas sobre qué había pasado desde que se fue.
Pero sus ojos se cerraban y su barbilla seguía cayendo mientras masticaba. Hasta que incluso las cejas de Yhet se elevaron y Zev se giró para ver que Sasha estaba sentada, con la cuchara en una mano, el tazón en la otra, justo comenzando a inclinarse porque se había quedado dormida.
—Me ocuparé de ello, Yhet —dijo suavemente, apenas pudiendo contenerse de tomarla en sus brazos. —Ve a descansar. Y gracias.