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—Mientras estaba sentado allí, rodeado de los Alfas, su cuerpo casi completamente oculto bajo las pieles, intentando relajarse, intentando darle a su cuerpo cada oportunidad y ayuda para sanar, Zev quería gritar. Sentía como si el techo del edificio se le estuviera viniendo encima.
Poco se le había necesitado durante la primera media hora mientras los Lhars y los lobos que habían estado en la intersección de los senderos, y aquellos que habían asistido a la reunión con Zev cuando él asumió como Alfa, ponían al tanto a los demás. Aseguraban que todos estuvieran en la misma página.
Zev estaba agradecido de que atestiguaran todo lo que los lobos habían visto y compartido entre ellos. Porque le estaba costando mucho mantener la concentración.
Tenía que salir de allí, estar en un espacio natural para poder respirar y descansar. Pero también necesitaba sanar. Y las cuevas naturales no eran conocidas por sus entornos limpios, convenientes para la atención médica.