—Sasha despertó lentamente y durante un largo momento no fue consciente de dónde estaba ni de qué había sucedido, solo sabía que estaba cálida y se sentía como si realmente hubiera dormido, profundamente, por primera vez en años.
Luego parpadeó para ver las paredes resplandecientes de color azul hielo y los muebles de gran tamaño y casi dio un grito cuando los recuerdos del día anterior volvieron a ella precipitadamente.
El vestido.
Los hombres.
Xar.
Zev.
Fue entonces cuando sintió un brazo fuerte apretando su estómago y se dio cuenta de que el calor en su espalda y el aleteo en su cuello era Zev, acurrucado a su alrededor mientras dormían.
Su corazón acelerado empezó a calmarse y se hundió de nuevo en la almohada cuando una voz profunda y ronca susurró: "Buenos días".
—Buenos días —dijo ella, sonriendo, entrelazando sus dedos entre los de él en su estómago—. ¿Dormiste bien?
—Dormí mejor que en años —dijo él con voz ronca.
—Yo también.