Elisa llegó al mercado y esperó en el lugar para encontrarse con Carmen y Vella, como las tres habían prometido reunirse allí. Sus ojos recorrieron la zona mientras se mantenía de espaldas a las columnas. La gente a su alrededor llevaba ropa más abrigada que iba acompañada de abrigos o capas. Una vez que se encontró con Carmen y Vella que caminaban detrás de ella, Elisa les saludó con la mano.
—Perdón por la tardanza, fue difícil regatear estas cosas que ves —dijo Carmen sacando una cinta de su canasta.
—Le dije que no comprara esas cosas inútiles y mírate —Vella la reprendió.
—¡Si lo necesito! —respondió Carmen.
—Nunca escuché de alguien que necesitara una cinta por el costo de una plata —Vella sentía que el dinero se había desperdiciado en comprar un metro de cinta que era profundo en el color del azul.
—¡Debe haber alguien! —Carmen se defendió.