Elisa despertó sintiéndose renovada esa mañana. Al abrir los ojos podía notar su vista más clara que nunca, su cuerpo que antes dolía por el dolor, ahora se sentía mucho más cómodo que antes, quizás incluso mejor de lo que jamás había sentido. ¿Sería el buen sueño? —se preguntó Elisa.
Se deslizó fuera de su cama y, después de cambiarse a un vestido fresco, salió de su habitación cuando se encontró con Mila, quien parecía estar pasando por el corredor—. Lady Elise —Mila hizo una reverencia, mostrando su respeto antes de mirar hacia arriba y Elisa notó la expresión preocupada de la mujer—. ¿Cómo se encuentra?
—Mucho mejor —respondió Elisa. Se desmayó antes de dejar el pueblo por lo que no estaba segura de cuánto sabía Mila sobre su herida, pero podía ver que la jefa de las criadas no creía sus palabras.