—Buenas tardes, Lord Ian, Lord Lewis y Lord Ethan —Los dos hombres saludaron. Uno parecía mayor que el resto, con cabello grisáceo y un gran estómago redondo y el otro hombre tenía un cuerpo grande y alto con una expresión heroica y un fino par de ojos de platas. El primero era el Señor de Runalia, Garfon Sicht y el segundo era el Señor de Downbridge, Xavier Lnyx. Lord Garfon parecía despreciar a los seres míticos como cualquier otro ciudadano en su tierra, pero sus ojos mostraban un descontento particularmente profundo hacia Ian. Miró a Ian con un rostro arrogante pero no se atrevió a hacer nada.
Lewis giró la cabeza y volvió con una sonrisa gentil. Ian también sonrió, pero si uno lo diferenciaba con Lewis, sabrían lo travieso que era.
—Buenas tardes a ustedes dos, Lord Garfon y Lord Xavier —Lewis les devolvió el saludo e Ian respondió con solo un asentimiento de cabeza y una sonrisa inefablemente algo burlona.
Xavier no era del tipo que mantenía una sonrisa en su rostro fiero, así que solo asintió débilmente al saludo de Lewis e Ian.
Garfon cruzó sus brazos, sonriendo con suficiencia mientras respondía —Has llegado bastante temprano hoy, Lord Ian. Pensé que te tomarías tu tiempo con calma para llegar a la reunión. Como tienes el poder más grande aquí, estoy seguro de que nadie te reprendería por tu comportamiento y nadie en esta habitación es capaz de decirte las reglas que has roto. Entonces, ¿por qué esta diligencia repentina?
Ian estaba acostumbrado a la excesiva cortesía de otros, así que al oír las palabras de Garfon, rió divertido. Sin embargo, quienes escucharon su risa sintieron como si un escalofrío les recorriera los huesos. Su risa ciertamente nunca significaba ni conducía a nada bueno. Incluso Garfon perdió la sonrisa por su risa siniestra. Alzó la mirada, juntando ambos extremos de sus labios y habló con desgana —¿Quieres decir que yo estoy controlando las reglas aquí? Lord Garfon, tenga cuidado con lo que pueda salir de su boca. Porque tales palabras podrían llevar a consecuencias más profundas.
Los otros tres Señores reprendieron sus palabras en su corazón, pensando, ¿No dijiste una vez que tú eres la regla? Sin embargo, nadie podía decirlo en voz alta, especialmente con la Iglesia presente, que tenía el poder más grande. Garfon, en particular después de la advertencia de Ian, no pudo reprochar nada ni insistir en el asunto. Si la Iglesia tomaba sus palabras de inclinación hacia un Señor particular como una ofensa, solo recibiría deméritos y repercusiones de sus propias palabras. Ofender a la Iglesia para Garfon actualmente es algo muy indeseable, ya que la Tierra que gobierna está en un momento muy grave.
Así, como si un gato le hubiera agarrado la lengua, el humano Garfon se calló y finalmente cerró la boca de una vez por todas. Al ver su obediencia, Ian rió otra vez y se enderezó para abrir la puerta de la habitación donde se celebraría la reunión. Lewis conversó un rato con Ethan y Xavier sobre el tema que iban a discutir dentro de la habitación. Mientras, Garfon chasqueó la lengua y se crujía la mandíbula de irritación antes de seguir a los demás para entrar a la sala.
Dentro de la sala, Ruhan, Kyle y Oliver controlaban la reunión junto con los otros pocos jefes de la Iglesia. Alex, que estaba sentado en la esquina más lejana de la habitación, vio a Ian sentado en el medio de la mesa rectangular con una sonrisa torcida que insinuaba su acto travieso y sacudió ligeramente la cabeza. Casi veinte años pasaron desde que conoció a Ian y su rostro sonriente lleno de traviesas indomables aún no había cambiado. Esta vez solo podía esperar débilmente que Ian no causara problemas en medio de la reunión. Aunque su deseo nunca se había cumplido, Alex aún guardaba un poco de esperanza.
Ruhan abrió la reunión con saludos formales y pasó sin problemas al tema de la reunión.
—Los ataques de los hechiceros oscuros comenzaron hace unos meses. El ataque comenzó desde la Ciudad de Ilian y hasta ahora aproximadamente cuatro pueblos en Runalia han sido destruidos. Actualmente, los hechiceros oscuros lanzan ataques repentinos a diferentes pueblos.
Los demás escucharon los asuntos con una cara severa. Lewis golpeó con los dedos en el lateral de la mesa y levantó una pregunta.
—¿Así que los ataques son repentinos? ¿Dejan un patrón en sus ataques? —preguntó.
Oliver negó con la cabeza.
—Desafortunadamente, los ataques son demasiado aleatorios y no ha habido ninguna pista que pueda ayudarnos a saber sus próximos ataques. Lord Ian ayudó a capturar al hechicero oscuro que está detrás del ataque del último pueblo, pero se negaron a responder y algunos se suicidaron —informó.
—Eso ciertamente hace difícil adivinar entonces —Ethan habló con un ceño fruncido—. Pero sabemos una cosa, el hechicero oscuro no apunta a nada más que a Runalia.
La cara de Garfon se oscureció más cuando Ethan lo señaló en voz alta. Su pregunta era como si dijera —¿Por qué deberíamos estar aquí y discutir tal cosa sin sentido cuando solo Runalia está en problemas? La Iglesia de repente guardó un grave silencio. Desde hace mucho tiempo los Señores nunca han querido involucrarse en los asuntos de otros, solo si los Señores se conocían entre sí estarían dispuestos a ayudarlos. Sin embargo, no solo que Garfon está completamente disgustado por los seres míticos, también tenía una relación muy discordante con la mayoría de los otros Señores, especialmente con Ian y Ethan. Así, Ethan sonaba muy en desacuerdo con ayudar a un hombre humano tonto que se consideraba superior a los demás.
Alex se levantó de su asiento y habló en representación.
—Eso es difícil de decir —dijo finalmente.
Ethan entrecerró sus ojos carmesí. —¿Qué quieres decir?
—Desde antes suponíamos que los hechiceros oscuros tenían solo un objetivo y era tener una tierra propia. Pero sus patrones han cambiado.
Xavier intervino. —¿A qué te refieres con cambio? ¿Acaso no envían bestias de Marshforth y usan magia negra para inducirlas a su estado agitado?
—Te refieres a su ataque imprudente de destruir diferentes pueblos que están bastante lejos en distancia, ¿verdad? —Ian intervino y atrajo todas las miradas hacia él.
Alex esbozó una sonrisa torcida. —Sí, Lord Ian. Antes los hechiceros oscuros atacaban los pueblos más cercanos uno por uno para lograr su objetivo de tener su propia tierra. Sin embargo, esta vez, los pueblos que atacaron son variados y parecería que han tomado en cuenta algo para atacar esos pueblos. Es seguro decir que parece que apuntan a algo diferente.
Hace aproximadamente veinte años, cuando los hechiceros oscuros aún estaban activos, su propósito final era tener su propia tierra y dominar el Imperio como propio. Debido a que Runalia era la tierra más débil con solo humanos y hechiceros, se convirtieron en un objetivo fácil a los ojos de los depredadores. Sus ataques nunca cambiaron y aunque tomar bestias de Marshforth en su estado agresivo requería sacrificios humanos, los hechiceros oscuros nunca dejaron de usar el mismo plan de ataque. Sin embargo, si algo cambió fue que eligieron pueblos que estaban lejos unos de otros. Era un plan extraño si uno quiere acumular pueblos antes de capturar las tierras.
—¿Pruebas? —preguntó Ethan. No estaba siendo irracional, era todo lo contrario, estaba siendo mucho más realista. Lo que quería saber era el objetivo de los hechiceros oscuros. Pero juzgando tan solo por patrones de ataque, todavía no pueden descubrir qué es lo que realmente buscan los hechiceros oscuros. Todavía no era suficiente para que Ethan moviera su mano para prestar ayuda al humano que no apreciaría sus buenas acciones.
—Es todavía una especulación, mi señor. Pero todos sabíamos que los hechiceros oscuros no harían algo inútil como atacar sin un plan. Esto podría significar que no solo atacarían a Runalia, sino también a otras tierras si su plan lo considera adecuado.
Ian se reclinó en su silla aplaudiendo sin sentido en la sala silenciosa y elogió—Gran especulación, Alex. Eso ciertamente significaría que estos pequeños hechiceros oscuros están haciendo movimientos con algo en particular como objetivo en su mente. Quizás algo grandioso que es mucho más importante que conquistar su propia tierra.
Volvió sus ojos escarlata hacia los altos mandos de la Iglesia y puso una sonrisa burlona—. Estoy seguro de que para ahora todos ustedes comprenden que casi todos los hechiceros importantes que enviaron son muy inútiles, ¿verdad?
Alex se llevó la palma de la mano a la cara, pensando profundamente—. Tengo un mal presentimiento cuando me elogió. ¿Qué estás haciendo, Ian? ¡Mantén un perfil bajo! ¡Perfil bajo! Puede que no hablen de Elisa, pero eso no significa que no vayan a sacar el tema!
Garfon cerró su palma en un puño apretado. Casi rechinando los dientes, preguntó—. Entonces, ¿Lord Ian tiene una solución para este asunto?
Al oír esto Ian preguntó a su vez—. ¿Una solución? —Cada vez que Ian pronunciaba una palabra o incluso dejaba escapar una leve risa, nadie se atrevía a emitir un sonido que lo interrumpiera. Ya fueran los subordinados de bajo rango, los Señores o el Miembro de la Iglesia. Esta vez, se volvieron incluso más silenciosos que antes, esperando que compartiera su conocimiento.
Lord Garfon apretó el puño y confirmó—. Sí, una solución o quizás el Señor solo está hablando sin ninguna idea sobre la solución?
Alex se quedó impresionado por la altanería y la pregunta descarada de Garfon. Era el hombre que necesitaba el valioso conocimiento de Ian para la solución que podría ayudar a la tierra que gobierna, y aun así su tono no era para nada agradable de escuchar—. Qué insensatez —murmuró Alex y Ruhan, que lo escuchó murmurar un insulto, le dio una advertencia con su mirada feroz.
—Claro que tengo, pero ¿realmente querrías escuchar mi solución? —Con solo una pregunta, el silencio se volvió gravemente tenso. Se miraron unos a otros, el tono que usó Ian era como un anzuelo esperando que la gente picara.
Era como si les preguntara—. ¿Están preparados para las consecuencias de mi solución?