Elisa dirigió su mirada a la cama. Comparada con la suya, era grande y lujosa. No se había sentado en ella pero podía asumir con confianza que la cama era elástica y suave. Luego, sus ojos se desplazaron hacia Ian de nuevo.
Ian era una persona de tremendo intelecto. Elisa sabía que él había escuchado y recordado sus palabras previas en su cama sobre cómo un hombre y una mujer no podían permanecer en una misma cama para evitar rumores y cosas que no deberían hacerse antes del matrimonio.
Aun así, él le había ofrecido el lado de su cama. Elisa no pensó que debía recordárselo, pero igual lo hizo:
—Un hombre y una mujer —comenzó, pero fue interrumpida por Ian.