—¿Qué te pasó? —Torak jadeaba fuertemente cuando vio a Jedrek retorciéndose en el suelo.
La sangre cubría el suelo de la mazmorra. La sangre real de los Donovans.
Hace unos momentos, las dos bestias blancas estaban peleando entre sí, tratando de dominarse una a la otra, pero no pasó mucho tiempo antes de que Torak se diera cuenta de que algo andaba mal con Jedrek.
Había visto los cortes detrás de la espalda de su hermano durante el ataque de los pícaros, pero no había manera de que todavía no estuvieran curados.
Torak limpió la sangre de la esquina de sus labios y de su frente. La pelea no duró más de unos minutos, pero fue suficiente para dejarlos cubiertos de sangre, cortes y moretones.
Sin embargo, durante la pelea, estaba claro que Jedrek no estaba en buena forma. Los cortes de su última batalla con los pícaros aún eran evidentes en su espalda.