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Soy un lobo y ella, mi luna.
—Anónimo.
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El cielo aún estaba oscuro, pero la lluvia había cesado.
Para cuando salieron del orfanato, dos autos negros les estaban esperando en la puerta de entrada.
Anne insistió en acompañarlos afuera mientras la señora Lang optó por continuar con su buena noche de sueño.
El viento nocturno era muy frío, pero no parecía afectar a Torak ni a Rafael, mientras que Calleb se había transformado en su forma de lobo y ya se había ido hace tiempo.
El pasillo estaba resbaladizo por las salpicaduras de la lluvia y Raine casi tropieza varias veces, afortunadamente, Torak era lo suficientemente ágil para atraparla.
—Raine, tienes que cuidar tu comportamiento y no darle problemas al señor Donovan —Anne le advirtió con severidad—. Raine estaba acostumbrada al trato horrible desde la primera vez que llegó —Tienes que saber tu lugar y no desprestigiar al señor Donovan. ¿Entendido?.
