Sofía no podía creer que Matthew también fuera travieso, tal como su mejor amigo, Tristán.
Como si Matthew hubiera leído su mente, volvió a hablar mientras le acariciaba la cara.
—No me mires así. Solo soy travieso cuando se trata de mi novia —murmuró Matthew suavemente, guiñándole un ojo a Sofía.
Sofía no pudo evitar sonrojarse. Matthew realmente sabía cómo halagarla.
Pronto, Matthew se dio la vuelta solo para descubrir que Zhen-Zhen, Bianca y María ya no estaban en su lugar anterior.
Matthew pellizcó las mejillas de Sofía. —Mmm, ¡no es de extrañar que me besaras hace un rato! Tus amigas ya no están aquí.
Sofía mordisqueó su labio inferior. —Porque... soy demasiado tímida. Me sentiría avergonzada si ellas me vieran haciéndolo —admitió.
La sonrisa de Matthew se curvó en una expresión traviesa.
—Mmm, ¿así que significa que está bien para ti besarme si estamos solos? ¿No te molestará si te beso una y otra vez mientras estemos solos? —preguntó Matthew sin vergüenza.