Tristán y Matthew se quedaron perplejos cuando de repente la videollamada se desconectó.
—Eh, ¿qué pasó? —murmuró Tristán.
Matthew se encogió de hombros ya que tampoco tenía idea. —¿Por qué no intentas llamarlos otra vez?
Tristán intentó hacer otra llamada por Skype, pero ya no pudo conectarse.
—Espera, ahora recuerdo. Antes de que se cortara la llamada, noté el agua cayendo. ¿De dónde vino? ¿Instalaste rociadores contra incendios en tu sótano? —preguntó Matthew a Tristán.
—No, no lo hice —respondió Tristán prontamente—. Creo que el ordenador se mojó con el agua y de pronto falló.
—Es posible. Entonces esperemos a que nos llamen. Sofía y Lillie nos llamarán en cuanto terminen —dijo Matthew mientras cogía su teléfono para enviarle un mensaje a Sofía.
—Pero es extraño. Todo lo que sé es que mi esposa puede controlar fuego. ¿No me digas que también puede manipular y controlar agua? —dijo Tristán, sintiéndose divertido por ese pensamiento.