Sofía los miró fijamente, viendo la burla en sus rostros. Los miembros de la pandilla le dirigían una mirada mofadora. Eran tan orgullosos que no querían ceder a la demanda de Sofía.
—¿Por qué me miran así? ¿Creen que solo estoy aquí para jugar con ustedes? ¿No van a tomar en serio mi advertencia? —preguntó Sofía.
—¡Solo díganme quién les ordenó hacerle daño a Tristan Davis y a Mateo Wilkins! —exigió Sofía.
—¿Y qué vas a hacer si no hablamos? ¿Matarlos? ¿Realmente puedes hacer eso? —dijo un hombre, desafiando a Sofía.
—Nuestros cuerpos ya están entumecidos. ¿Todavía planeas torturarnos? Adelante. Pero nunca obtendrás la respuesta que quieres.
—¡Solo mátenos!
Ellos eran demasiado directos al desafiar a Sofía porque estaban seguros de que esas dos mujeres eran de corazón débil y que no podrían matarlos.
Matt apretó los dientes mientras veía a esos hombres responderle a Sofía. Quería golpear a esos tipos con ganas.