Andrés no tenía idea de que Alveena ya estaba con sus amigos en este momento. La buscó por todo el gran domo y afuera, pero nunca la vio. Andrés se sentía impotente.
No fue capaz de decirle nada después de su confesión. Pensó que Alveena merecía escuchar algo de él o al menos una explicación.
Quería verla y hablar con ella, pero sin éxito, no sabía dónde encontrarla. Al final, dejó de buscarla ya que ni siquiera podía contactarla.
Cuando Andrés regresó a su mesa, Hannah ya lo estaba esperando.
—Oye, ¿a dónde fuiste? ¿Por qué desapareciste de repente? —Hannah lo recibió con una pregunta. Lo miraba confundida.
El traje de Andrés ya estaba empapado con su sudor. No dejaba de correr y buscar a Alveena por la zona. Su cuerpo ya estaba bañando con su propio sudor.
—Solo salí a tomar un poco de aire fresco —Andrés le mintió.
Hannah frunció el ceño al ver su apariencia desordenada.
—¿Por qué estás sudando tanto? —Preguntó.