—¿Perdona? ¿Qué has dicho? —murmuró Andrés, levantando una ceja.
Alveena frunció los labios antes de repetir sus palabras. —He dicho que me alimentes.
Andrés la miró con incredulidad. No sabía si reír o sentirse molesto por su ridícula petición. '¿Qué le habrá pasado para pedir eso?'
—¿En serio, Alveena? ¿Eres un bebé? ¿No puedes alimentarte tú misma? Tienes manos y boca. ¿Por qué de repente me pides que te alimente? —habló Andrés espontáneamente.
Alveena frotó sus manos frente a Andrés mientras le dirigía una mirada suplicante. —Por favor… si estás agradecido conmigo por mi ayuda, entonces solo coopera conmigo. Te lo explicaré más tarde.
—Si no quieres alimentarme, entonces déjame alimentarte —añadió Alveena, cogiendo una cucharada de arroz en el plato de Andrés y elevándola hacia su boca.
Andrés miró a Alveena como si ella fuera la que estaba a punto de comerse.