Verla colapsar en sus brazos fue la escena más aterradora que Tristán había visto en su vida.
Afortunadamente, la atrapó antes de que su cuerpo cayera al suelo.
—Zhen-Zhen, ¿qué te pasa? —Tristán le preguntó preocupado.
Zhen-Zhen estaba aún consciente pero se sentía muy débil. Sentía como si algo le estuviera drenando la energía... su poder así como su fuerza vital.
Pero Zhen-Zhen todavía logró sonreír. No quería que Tristán se preocupara por ella. Tristán estaba ahora de rodillas en el suelo mientras sostenía a Zhen-Zhen en sus brazos.
Tristán podía ver a lo lejos que el dragón de fuego negro estaba actualmente luchando con el hombre que fue arrojado hace un momento por el poder de Zhen-Zhen.
Tristán no vio lo que pasó. Todo lo que sabía era que Zhen-Zhen lo protegió.
Zhen-Zhen levantó su mano para tocar la cara de Tristán. —Nunca escuchas. Te dije que te fueras.
Tristán negó con la cabeza. —Dije que no me iría sin ti.