Tristán y Zhen-Zhen estaban de muy buen humor cuando salieron del Restaurante Puerto del Capitán Jack. Fue una experiencia única e increíble tener una cita para almorzar en ese famoso restaurante flotante en la Ciudad del Imperio.
Tristán conducía el coche mientras Zhen-Zhen estaba sentada en silencio en el asiento del pasajero delantero, sosteniendo el ramo de lirios blancos que Tristán le había dado. Su sonrisa nunca desapareció desde el momento en que salieron del restaurante.
—Tristán... ¿cariño? —Zhen-Zhen llamó su nombre.
Tristán, que estaba concentrado en su conducción, le echó un vistazo a Zhen-Zhen.
—¿Sí, cielo?
—Eres tan dulce y romántico. Me sorprendiste mucho hoy. Me diste regalos —Zhen-Zhen soltó, halagando a Tristán.
La risa ronca de Tristán burbujeó en el coche debido a sus comentarios.
—Todo por mi esposa. Es un placer hacer feliz a mi esposa —dijo Tristán, acariciando su cara antes de volver su mirada a la carretera.