```
Tristán ya estaba sin aliento cuando llegaron a su coche. Zhen-Zhen, por su parte, respiraba con normalidad. No parecía cansada incluso después de haber corrido bajo el abrasador calor del sol.
Zhen-Zhen se acercó a Tristán, frotando su espalda. —¿Estás bien, Tristán?
Tristán asintió con la cabeza mientras todavía jadeaba y recuperaba el aliento. Después de unos segundos, pudo decir una palabra. —Estoy bien... solo tengo sed.
—Está bien, espera aquí. Voy a buscarte algo de beber.
Pero antes de que ella pudiera irse, Tristán la detuvo sosteniéndola del codo. —No te preocupes. Vamos. Estoy pensando llevarte a un restaurante famoso aquí en la Ciudad del Imperio. Te invitaré a una buena comida. ¡Celebraremos porque hoy terminaste de tomar tu examen!
—Eso es muy amable de tu parte, Tristán.
—Todo por ti, Zhen-Zhen —Tristán tocó la punta de su nariz antes de guiarla al coche.