—¡Argh! ¿Vinieron esta noche solo para hablar de ese asunto una vez más? Ya estoy cansado de esto —Tristán se lamentaba a sí mismo mientras se tiraba del pelo.
Entonces Tristán de repente recordó a Zhen-Zhen.
—No deben verla —Tristán pensó para sí mismo.
Así que en vez de abrir la puerta, Tristán regresó a la cocina donde había dejado a Zhen-Zhen. Su posición no había cambiado. Todavía estaba apoyando su espalda en el refrigerador.
Tristán se acercó a ella inmediatamente, sosteniendo sus hombros.
—Zhen-Zhen, tengo visitas esta noche. Pero este no es el momento adecuado para que los conozcas. ¿Puedes quedarte en tu habitación y esconderte de ellos por un momento? —Tristán le preguntó suavemente. Sus ojos llenos de preocupación e incertidumbre.
Después de un rato, Zhen-Zhen asintió en señal de acuerdo.
—Está bien. Puedo hacer eso.
Tristán le dio una débil sonrisa mientras tocaba su rostro.
—Gracias. Solo hablaré con ellos. Por favor no salgas hasta que se hayan ido.