—Pobre, Gran Jefe. Está realmente cansado hoy —murmuró Alveena para sí misma mientras estiraba los brazos. De alguna manera, sentía lástima por él.
—Hmmp. Esos inversores... Los odio por agotar a mi Gran Jefe —dijo Alveena mientras acariciaba suavemente el cabello de Andrés.
Alveena se movió frente a Andrés para tener una mejor vista de su rostro. Se sentó en la parte superior de su mesa, frente a Andrés. Decidió observar su figura durmiente.
Esta era solo una oportunidad rara para observarlo de cerca sin que él supiera. Alveena sonrió juguetonamente al aprovechar esta oportunidad para deleitar sus ojos con las guapas facciones de Andrés.
Intentó contener su risita. Andrés se veía tan mono mientras dormía. —No, no mono. El término correcto es asombrosamente guapo. Es tan hermoso incluso en su sueño —corrigió Alveena en sus pensamientos.