Después de aquel día, Evelyn hablaba muy poco. No es que antes fuese muy habladora. Sin embargo, cualquiera que estuviera cerca de Evelyn y la conociese por al menos unos días, podría decir fácilmente que ella no era como antes.
Sus ojos verdes permanecían opacos.
La bolsa de dinero que le había dado el príncipe estaba allí tirada en la mesita de noche. Ni siquiera la abrió para contar las monedas.
Hannah, Miri y Ami se sentían impotentes ante esto, ya que no sabían qué podían hacer. Incluso Dan, que acudió para hacerle un chequeo rutinario a Evelyn, pudo verlo. Inicialmente, temía que Evelyn estuviera cayendo en depresión.
Él habló especialmente con Hannah, Miri y Ami al respecto. Después de la vacilación, las tres chicas finalmente le contaron a Dan lo que había sucedido unos días atrás, cuando Evelyn recibió su salario.
Dan suspiró.
Podía tratar muchas enfermedades. Pero no podía tratar la enfermedad del amor. En realidad, no entendía cuál era el problema.