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—¡Mi Señora! —Evelyn salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz familiar.
Al desviar la mirada de Peri, miró a Isla cuyos ojos estaban llenos de preocupación. Isla estaba preocupada cuando no encontró a Evelyn en su habitación y vino a buscarla aquí.
Evelyn se giró para mirar fríamente a Peri, pero sus palabras eran para Isla.
—Isla, dale diez monedas de oro y luego sácala del Palacio.
Peri se sorprendió al escuchar estas palabras de boca de Evelyn.
—Evelyn, ¿cómo puedes... somos amigas?
Pero Evelyn no escuchó nada.
Isla podía ver que su señora estaba descontenta. Estaba segura de que tenía que ser culpa de Peri. No le había gustado Peri desde el principio, así que siguió la orden de Evelyn con entusiasmo.
Así, Peri fue sacada del Palacio con diez monedas de oro.
A Isla en realidad le pareció que su señora era generosa. Con esas diez monedas de oro, Peri no debería tener dificultades para comenzar su vida de nuevo.