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Cada vez que Arturo llamaba a Evelyn su esposa, Regan tenía que controlarse para no levantarse de su asiento y golpearlo hasta la muerte.
Pero se controlaba. Sabía que no podía cometer un error.
¡Cómo no iba a ser consciente de por qué Rex estaba tan preocupado! Rex pensaba que perdería la calma en su ira, pero Regan no iba a permitir que eso sucediera.
Era consciente de que este asunto era complicado. Aún no sabían exactamente cuán poderoso era Arturo, pero podían ver que tampoco estaba indefenso.
Regan sabía que debía manejar este asunto con su mente, no con su fuerza. Y por lo tanto, no podía dejar que su ira interfiriera.
Cuando Arturo terminó, se levantó con calma y se volvió para mirar a su supuesto padre mientras decía.
