—¿Crees que tú eres el único que puede darle todo eso? —Oliver se tensó de repente.
Sus ojos se agrandaron ligeramente mientras miraba cuidadosamente a su hermano menor.
En los últimos tres años, se había sorprendido al ver a su frío y callado hermano comportándose de manera diferente con Evelyn.
Sin embargo, en ese momento de repente obtuvo las respuestas a sus preguntas.
Fue entonces cuando Oliver se dio cuenta de por qué Arturo no quería que se casara con Evelyn.
No era por sus piernas discapacitadas. Tampoco era porque Evelyn era muy joven.
Era algo completamente distinto… algo que no debería haber ocurrido en absoluto.
Oliver siempre había cedido ante su hermano menor. Siempre se había culpado por el comportamiento frío y silencioso de Arthur. Sentía que era por su causa que Arturo no recibió el mismo amor de su madre y padre que debería haber recibido.
Pero por primera vez, no deseaba ser quien cediera.