—Perdió el conocimiento justo después de despertarse —respondió Draven con indiferencia.
—¿Está seguro de que despertó, Señor?
—Estaba durmiendo en mis brazos cuando despertó. Pero luego me vio y se desmayó —contestó sin ningún cambio en su expresión como si lo que dijera no fuera gran cosa y disipara sus dudas.
Sin palabras, Leeora esbozó una sonrisa incómoda. Podía imaginar fácilmente lo que había pasado. Aunque era una reacción obvia de Ember dada la impresión aterradora que tenía Draven en su mente, como rey era una falta de respeto hacia él.
—S-Señor, la pobre niña debió haberse asustado. Por favor, perdónela.
Draven cambió de tema como si no le importara la reacción de esa mujer humana que utilizaba cómodamente su cama.
—Con ella pasando la prueba del consejo, según su deseo, puedes llevártela de vuelta a Ronan —instruyó Draven, volviendo su interés hacia su lechuza como para indicar que estaba siendo despedida.