Era tarde en la tarde cuando Erlos entró en la cámara del Rey llevando algo en su mano. Draven estaba sentado en su sillón con los ojos cerrados cuando oyó que se acercaba.
—Señor, alguien está pidiendo audiencia con usted. Le he dicho que le espere en su estudio —dijo Erlos.
Draven frunció el ceño y miró a Erlos, y el elfo avanzó mostrándole lo que tenía en la mano. Era una moneda dorada redonda grabada en madera encantada, cada símbolo en su superficie representaba todas las razas conocidas que habitaban dentro del reino.
—Él dijo que usted reconocería el valor de este sello —dijo Erlos.