Draven le explicó a Ember lo que Sierra le había contado antes. —...así que, solo podemos saber tu nombre de la vida pasada cuando recuperes tus recuerdos.
Ember comprendió y preguntó —¿Borrar la existencia de mi vida anterior? ¿Qué crimen había cometido? ¿Ser poderosa era realmente un crimen?
—Debe haber algo más —dijo Draven—. Hay algo más que debes saber que me enteré por la Señora Sierra.
—¿Qué es?
—Yo solía ser un dios de la guerra —respondió Draven.
—¿Qué? —Ember se sintió completamente sorprendida.
—Sí. Pero perdí mis recuerdos y tampoco tengo ningún recuerdo de ellos.
—¿Por qué los del cielo tienen que borrar los recuerdos? —Ember frunció el ceño—. Hicieron lo mismo con la señora Evanthe, creo.
—Cuando los dioses son castigados y exiliados del reino celestial, ya no se les considera parte del cielo y por lo tanto no se les permite recordar nada al respecto. Eso es parte del castigo, dejarlos miserables como un niño que tiene que defenderse por sí mismo.
—Qué cruel.