Mientras tanto, dentro de esa barrera de energía con forma de cúpula.
Morpheus estaba en el suelo, su pulso debilitándose minuto a minuto como si contara sus últimos alientos. Se podía ver el mango de un puñal sobresaliendo de su pecho.
En sus ojos, el mundo se volvía borroso y lentamente perdía sus colores.
Solo la ardiente rojez de las llamas detrás de Ember permanecía brillante, como una mancha de color en una pintura desvanecida. Quizás fuera una bendición que la última visión que tendría antes de su muerte fuera el fénix de fuego de Ember.
"Qué hermoso", no pudo evitar pensar mientras su corazón comenzaba a desacelerarse. "Ella tiene las alas más hermosas... quizás si hay una próxima vida... un simple águila como yo también pueda..."
—M-Morph, por favor, no mueras —escuchó una voz decir continuamente a su lado como una plegaria.