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Draven aterrizó de vuelta en la cima aplanada, pero antes de que pudiera decir una palabra al joven águila y elfo, sintió una extraña fluctuación proveniente de cierta dirección y se quedó congelado en el lugar.
¡Crack, crack!
De repente, sopló una ráfaga de viento caliente, con la fuerza de un huracán entrante. Un rayo cayó con venganza, como si planeara quemar la tierra hasta dejarla negra.
En un mero momento, el tiempo claro y soleado cambió. Una súbita oscuridad envolvió el cielo. Un sonido lejano de explosión resonó en el aire, y fue tan fuerte que Draven pudo sentir sus vibraciones.
El Rey de Agartha se volvió a mirar en la dirección de su origen: el palacio.
El cielo sobre el palacio estaba cubierto de nubes negras como alquitrán, dando la ilusión de que había caído la noche. Los amenazadores relámpagos y truenos parecían presagios de desastre.
Poder divino.
Otro poder divino estaba siendo desatado en el palacio.